Un irreverente es aquel que le pierde el respeto a algo o alguien.
Yo soy un irreverente con todas mis fuerzas, átomos y neuronas. Y estoy feliz de serlo.
Sí, soy un irreverente porque le perdí el respeto que me enseñaron a conformarme con lo tradicional, le perdí el respeto a los corruptos e injustos y ahora promuevo y lucho por una sociedad más justa. Le perdí el respeto a las enseñanzas de líderes religiosos que me decían que no hablara de política y mucho menos que me metiera en ella.
Le perdí el respeto a todos los vulgares y exijo que todos seamos más decentes. Le perdí el respeto a los contenidos de los Medios de Comunicación que no edifican y solo entretienen con humor rojo a la sociedad y exijo que entretengan a las multitudes pero con humor sano y que entre líneas eduquen a los jóvenes.
Le perdí el respeto a lo efímero y lucho por lo duradero. Le perdí el respeto a la infidelidad y seré con todas mis fuerzas fiel a mi novia, mis principios y a mi Dios. Le perdí el respeto a la mentira y el engaño, quiero solo la verdad, nada más que la verdad.
Le perdí el respeto a todo aquello que está contra el Reino de Dios. Por eso, y muchas otras cosas más que están mal en nuestra sociedad, soy y seré siempre un irreverente a mucha honra.
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