viernes, 13 de junio de 2014

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La sin nombre

Este texto lo escribimos con la Colocha Montano desde ese sentimiento raro que te embarga cuando extrañas a alguien que quizás nunca pensaste que echaríamos de menos. Se lo dedicamos a una recepcionista que veíamos todos los días, y que cuando un buen día ya no la vimos sentada ahí entre llamadas, papeles, anotaciones... ¡nos hizo falta!

La sin nombre
"A aquella que vemos todos los días y ya no veremos"
Siempre está con un pie afuera y todo el cuerpo adentro. Sabe como se hace cada cosa aunque no haga ninguna de ellas.

Siempre está a la puerta, a veces con una sonrisa, a veces son una mueca de amabilidad, una imagen bufónica que debe aparentar que en su interior no hay frustración.

Con una memoria superdotada se aprende números, direcciones, nombres... hasta "chambres" y la vida personal de los más grandes mandatarios, atada con el compromiso moral que jamás vean el sol.

Fuese sincero o no, siempre escupía:

"¿Qué tal, cómo estás?"

¿Por qué nadie se daba cuenta de su existencias a pesar que todos la miraban?

Su trabajo parece poco importante hasta que llegaba alguien "importante" que hay que atender, que hay que guiar y ayudar. Sin tener corona y estrato, ella era la dueña de la información, así sea que nos interesara su nombre o no, si es que alguna vez lo tuvo.

Quien haya sido y vaya a ser, no importar que tan grande sea el lugar o que tan insignificante, la información debe prestarse tal cual fuera un trapo más.

Llegará el día en el que se necesitará, pero su ausencia brillará e iluminará la conciencia.

Con cariño,
Un Tal Ezequiel y Marion Castillo

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Visita la página de la Colocha Montano, dentro de este blog de los irreverentes, y lee todos sus versos. Su página es un espacio para liberarse por medio de las letras, la poesía y todo lo que venga en clave de vocal y consonante.... Y hagamos que este mundo cambie por medio del arte... 


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