viernes, 4 de abril de 2014

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Seamos profetas en El Salvador

Una de las características principales de los profetas del Antiguo Testamento era la denuncia de la injusticia social, de la idolatría de Israel y su inmoralidad delante del Señor. 

A menudo pensamos que la labor profética estaba sujeta a mística y revelaciones sobrenaturales de Dios hacia los videntes del pueblo israelita, pero no es así. De hecho el trabajo de un profeta consistía más en la denuncia que en experiencias místicas. Eso nos demuestra que el servidor de Dios era alguien que estaba muy enterado de su realidad social y, como consecuencia, proclamaba justicia en defensa de los oprimidos y desprotegidos, asimismo le recordaba al pueblo los mandamientos de Dios y las consecuencias de apartarse de la ley divina.

Por supuesto el profeta era alguien incómodo para los gobernantes y religiosos que rendían culto a los dioses de culturas politeístas que rodeaban a Israel. Incluso algunos terminaron asesinados por su mensaje, de parte de Dios, muy duro en contra de las injusticias y la idolatría. Pero su llamado era ese, y lo cumplieron sin titubear. Y aun cuando quisieron abandonar su llamado, un fuego interior ardía y los incitaba a no callar el mensaje de Dios, como en el caso de Jeremías.

La labor profética veterotestamentaria, en este sentido, sigue vigente. Y es más, no necesariamente debemos recibir el reconocimiento de PROFETAS para abrazar esta labor y denunciar las injusticias en nuestra tierra. Es decir, podemos ser profetas en nuestra tierra en función de denunciar las injusticias que vemos y sabemos.

Ser cristianos implica, necesariamente, abrazar la labor profética en nuestra tierra. Y en ese sentido no es la voluntad de Dios que sus hijos vivan en una burbuja de fanatismo religioso aislado de su realidad social, al contrario el Señor quiere que asumamos nuestra labor profética y denunciemos toda clase de injusticia en contra de los oprimidos y desprotegidos.

Obviamente esto nos hará incómodos para los injustos, pero "Bienaventurados los que son perseguidos por causa de la justicia, porque también los profetas fueron perseguidos como ustedes". 

La labor profética no es fácil porque se corre el peligro de perder la vida en nombre de la justicia, pero quizá no hay forma más noble de morir que por esta causa. ¿Estás en disposición de ser profeta en El Salvador? Espero que sí.

El Señor nos ayude a cumplir nuestra labor profética y a estar conscientes que, así como Jesús, también nosotros hemos sido ungidos para tal labor: 

«El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a pregonar el año del favor del Señor.»
Lc 4: 18-19

¡Es hora de cumplir nuestra labor profética y estar dispuestos a asumir las consecuencias y represalias por proclamar los valores del Reino de Dios! 

Ezequiel Barrera

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