sábado, 5 de abril de 2014

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Jóvenes "viejos"

Por Carlos Díaz Clavel* (Amigo Irreverente)


Existen muchas personas, muchas de ellas con ideología de derecha, pero me atrevo a decir que otro gran porcentaje de ellas carecen de juicio crítico ante su realidad y el sistema político, económico, social y cultural, personas que a quienes nunca se les enseñó en su hogar y en sus escuelas a hacer de la razón, el análisis, la investigación y el criterio propio. En los adultos es comprensible encontrar esas indeseables características, ya que a medida envejece el ser humano, las neuronas son cada vez en menor cantidad y por tanto los procesos mentales se hacen más lentos y dificultosos, a eso se debe el dogmatismo, apatía, acomodamiento, resignación y falta de apertura hacia nuevas ideas, actitudes que se agravan mucho más si desde jóvenes no se desarrolla el hábito y la necesidad de ejercitar esos procesos mentales. 

Y es precisamente a ese grupo al que quiero enfocarme en este momento, el de los "jóvenes viejos". Como ya dije anteriormente, es normal encontrar esas actitudes obsoletas que ya mencioné en adultos, ¡pero lo triste es encontrarlas en jóvenes!, quienes repiten a cabalidad, a fuerza de pulmón y sin antes contrastarlas, ideas viejas y dogmas que han heredado en distintos ámbitos de su vida social, comenzando en el hogar, luego la escuela, la televisión, su círculo de amigos, y muchas veces también en la iglesia o congregación.

Yo tampoco niego que cada persona tenga derecho a creer lo que quiera, y de hecho esa actitud de apertura es la que nos caracteriza a aquellos que hemos decidido ser irreverentes, sin embargo, también hay otra actitud muy importante para ser un irreverente, y de la cual carecen esos jóvenes viejo, y se trata de la autorreflexión, el autocuestionamiento y el juicio crítico, es decir, cuestionarlo TODO. 

Es bueno tener cada quien su propia ideología, pero no lo es el hecho de creerla a pura inercia y repetición, es necesario y debemos contrastarlas con otras ideas, con otras maneras de pensar, con otros puntos de vista y con otras formas de ver la realidad, es muy necesario fundamentarlas, tener una base firme en la cual apoyarnos. Si no practicamos esa buena costumbre, corremos muy graves riesgos, entre ellos, a estar equivocados toda nuestra vida, a creer en ideas que quizá no son ciertas, que son puros mitos, información incompleta, parcializada, carente de rigor científico, que es muy dañina tanto para nosotros mismos como nuestro similares y que en nada responde a las necesidades y exigencias de nuestra realidad.

Cuando hago mención a este tipo de jóvenes con esas actitudes erráticas y obsoletas, me alarma bastante porque significaría que seguiríamos por muchas años, décadas y generaciones con el mismo sistema excluyente, empobrecedor, violador de derechos humanos, egoísta, individualista, violento, competetitivo, en donde prima la ley del más fuerte sobre el más débil. Y ese sistema nos guste o no nos guste, se manifiesta en muchos ámbitos de nuestra sociedad disfuncional, como en lo económico, en las relaciones laborales, la injusta distribución de la riqueza, en los medios de comunicación, la política, la educación, la cultura, el sistema de justicia y desgraciadamente también la religión.

Ese sistema a todas luces injusto y obsoleto, no se puede cambiar solo con los adultos, los mayores, y no dudo que hayan personas entre esas edades que a pesar de su edad todavía mantienen ese espíritu joven, abierto, receptivo, autocrítico, progresista e idealista, con sus adecuaciones a la realidad, quienes pretenden transformarla y dejar un legado importante; Sin embargo, quienes tienen la batuta del cambio y la ruptura de sistema son precisamente los jóvenes. Está demostrado que los jóvenes representamos a más de la mitad de la población de nuestro país, somos el presente y el futuro, contamos con toda la energía, entusiasmo, idealismo y fuerza necesaria para exigir un cambio de sistema, lograr transformaciones a nuestra realidad y exigir condiciones más justas para nuestro entorno. De nosotros depende casi absolutamente seguir con esta realidad injusta y que año con año empeora las condiciones para una vida digna.

En las pasadas elecciones presidenciales, sucedió un hecho que representa a toda esa masa de jóvenes a la cual he llamado viejos, y es que unos jóvenes del sector de la juventud del partido perdedor repetían en varios spots ideas que los mismos viejos dirigentes y dueños de ese partido repiten a todo pulmón para referirse a aquellos que no piensan igual que ellos, frases como "patria si, comunismo no", "no queremos el socialismo del siglo XXI", "aquí vamos a ser como Venezuela", "El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán", etc. 

Escuchar esas frases tan desgastadas, carentes de fundamento y divorciadas de la realidad en adultos es algo hasta cierto punto comprensible, pero escuchar a todo pulmón y lengua de jóvenes, lo único que refleja lo muy atrasados que estamos, jóvenes que no aportan nada nuevo, que creen que así como estamos actualmente estamos mejor, que el neoliberalismo, la exclusión, el machismo, la injusta distribución de la riqueza, los dogmas, el consumismo, el mercantilismo, es lo mejor que existe. 

Hasta en ámbitos como la religión se escucha de parte de ellos frases y e paradigmas demasiado obsoletos como "la igleisa no debe meterse en política", "hay que darle fuego a esos desgraciados homosexuales", "esto es mundano", "hay que ponerse el velo", "hay que usar falda y no pantalón", "yo tendré los hijos que Dios me regale, no importa si son 7 y me quedo pobre", "la mujer debe ser sumisa al marido", "la Biblia no contiene ningún error", "si hay pobres y ricos es porque ha sido la voluntad de Dios", etc. También en la política se escuchan estas frases: "todos los políticos son iguales", "la política es sucia", "yo no meto en política, es perder el tiempo". En la educación: "yo solo quiero tener una buena casa, una familia y no me importan los demás", "la gente es pobre porque es haragana", "yo quiero competir y pasar encima por sobre los demás", "solo importa que los alumnos repitan pero no piensen, no razonen ni analicen", etc.

Paulo Freire decía que "las clases dominantes nunca van a desarrollar una educación que le permita a las clases oprimidas percibir las injusticias que se cometen". En parte, las clases dominantes están logrando su objetivo a través estos "jóvenes viejos". Pero también existimos otros jóvenes que sí aspiramos a tener una sociedad más justa, inclusiva y abierta, y es esa razón por la cual aprovechamos todos los espacios que podemos conseguir para difundir el mensaje de cambio, de esperanza, de retorno a la justicia, de cambio, de ruptura con este sistema neoliberal, de este sistema religioso fundamentelista y de esta cultura de violencia. El llamado es a no cansarnos nunca, decía alguien por ahí que "el que se cansa, pierde".

Me despido con esta frase, dirigida para esos jóvenes viejos: "Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender." (Herbert Gerjuoy)

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Carlos Díaz Clavel
Joven simpatizante y comprometido con los cambios sociales teniendo como fin la igualdad y equidad. Acostumbrado a lanzar bombas desde la trinchera y espacio que ofrecen las redes sociales, y en esta oportunidad, los blogs. Listo para demostrar irreverencia, vale mucho la pena.

Interesado en escribir sobre las coyunturas políticas actuales de nuestro país y el mundo.

Twitter @CarlosDazClavel

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