martes, 13 de agosto de 2013

Él es un novio cruel

La historia más trillada de todas es la del típico novio que al principio parece un príncipe azul y al final se convierte en un desalmado y en una cruel bestia.

La historia que quiero contarte es similar. Sí, ya sé que estás hasta el cansancio de estas historias, pero esta es distinta solo por un detalle. Es que... ¡esta podría ser tu historia! Es más, me atrevo a pensar que el protagonista de esta historia eres tú.

Todo comenzó cuando lo viste por primera vez. Estaba hablando elocuentemente. Te pareció que había algo distinto en él, algo que otros ni en años lograrían tener. Sus palabras contenían algo místico, algo que no es propio un hombre común y silvestre.

Quizá fueron sus palabras, quizá la forma de decirlas o tal vez fue algo más que las palabras lo que te endulzó el oído.

No sabría decir específicamente lo que te enamoró de él, pero sí estoy plenamente seguro de que le guardas un amor incontenible. Es probable que me lo niegues si te lo pregunto, pero la verdad es que tu corazón está enamorado de él.

Pero ten cuidado, te lo advierto... ¡Ese es un "amor" que mata!

Es que como todos los hombres, él también falla. Sí, lo sé, parece santo y sin mancha, pero créeme que a dejado miles de corazones decepcionados.

No puedo obligarte a que dejes de amarlo, aunque me gustaría. No me mal interpretes, no deseo que me ames a mí. Mi corazón ya tiene a quien amar y quien lo ame.

El problema es que si mantienes esta relación de tipo sentimental con él, terminarás mal. Y eso es lo que te quisiera evitar.

Ya sin tanto rodeo, quiero ser claro. Sin pelos en la lengua quiero decirte: ¡No lo ames a él, es que es cruel!

Su verdadero nombre es "pastorlatría". Hay muchas personas en tu iglesia que lo aman más que a Dios. Jamás se atreven a hablar en mal de él aunque ya saben sus pecados. Lo prefieren a él que a sus familias.

Si el pastor dice que hay reunión, todos van aunque sus hijos tengan una graduación o un premio especial. Si dice algo, todos lo creen aunque no sea cierto y aunque no esté en la biblia.

Está bien respetar, admirar y obedecer al pastor, pero que eso no te haga idolatrarlo. El señor es el único a quien debes rendir adoración.

Es que cuando idolatras a un pastor y luego te das cuenta de sus pecados, te desanimas tanto que hasta puedes abandonar la congregación y vivir cual oveja perdida sin rebaño.

Nota: Esta entrada es parte de la "Trilogía del mal"

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