Deseando olvidarte y apartarte de mí,
Pero lo único que me sale es tu nombre.
Así que me vine a esta esquina,
A esta desolada que solo restos de delicias le quedan.
Me vine para como Cardenal
Escribir contra el Gobierno,
El mismo que nos tiene presos a los dos.
Por eso me vine a escribirte;
Para vengarme de tu recuerdo,
Para estrellarlo en la pared de esta esquina,
Desangrarlo hasta que no quede nada más,
Que sólo un leve aroma a tu sangre desparramada inunde el ambiente.
El amor a estas alturas me sabe a ironía, a desesperación y agonía
El amor ya ni lo siento, solo tu aroma que se le parece.
Pero en tu espalda solo dibujo tus letras, tus dedos tocando mi pierna, tus labios negándose a los míos.
Maldito Cardenal que solo hace que te quiera más:
Que no pida otra cosa que restregarte en la cara
Que no encontrarás a nadie como yo,
Que te ame tanto como lo hice,
y al verte la venganza estuvo en tus manos al despreciarme sin más.
Maldito Cardenal, el tenía a Claudia, yo ya no te tengo a ti.
Maldito tú, tú que no te mereces un epigrama, un poema, incluso eres indigno de un insulto.
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