sábado, 22 de febrero de 2014

La caja con mis cosas

Hoy decidí empacar, limpiar y ordenar…
Encontré un pedazo de papel con tu letra, un poema escrito en medio de la locura,
Con la euforia que causan las primeras impresiones.
Me dieron ganas de romperlo en mil pedazos, quemarlo, botarlo y escupirlo…
Me contuve…

Luego encontré un viejo aparato que aun funciona, el regalo de una festividad pagana…
Pensé, te lo voy a devolver, a pesar que me funciona, te lo daré junto con todo lo que me diste…
Cuando empecé a querer recolectar todo, me di cuenta de algo:

No puedo devolverte las sonrisas que me sacaste,
Porque aunque fue efímero, sentía que vivía eternidades contigo.
No puedo devolverte nuestras conversaciones,
Aquellas que muy pocas veces tenían coherencia y en la que usualmente terminabas hablando de algo que habías investigado, terminaba aburrida pero aprendía una nueva lección.

No puedo devolverte el tiempo, los espacios, las caminatas, las carreras bajo la lluvia para protegernos de gotitas que solo desean empujarnos a explotar en un beso.
 Por supuesto que no puedo devolverte los besos, muchos de ellos dados en medio de tormentas, de guerras, de océanos, de mares, de vientos, pero al final besos, esos que no se le niegan a nadie y que nos negamos muchas veces.

No puedo devolverte la inspiración, aquella que por momentos revoloteaba en la cabeza y no en el estomago como muchos piensan.

No puedo devolverte la agonía de la llamada, la desesperación de saber de tu presencia.
No puedo devolverte tampoco las cóleras, las impotencias de que no tomaras en control, de no saber si era verde o amarillo, rojo o azul, blanco o negro.

No puedo devolverte el dolor… en realidad eso es lo único que no quiero devolverte.
Estoy segura que no quiero devolverte reclamos, no quiero devolverte enojos, no quiero devolverte angustia.

En cambio, quiero devolverte alegría, paz y tranquilidad, quiero devolverte amistad, una que dure toda la vida, una que perdura y que al pasar de los años siga perpetua, firme y con la esperanza de algo más.

Quiero devolverte certidumbre de que estaremos bien, de que podemos seguir, de que no nos quedaremos como estamos.
Quiero devolverte la alegría que hay alguien a tu justa medida, perfecto para tu pequeñez y alguien perfecto para mi grandeza…

Te voy a devolver eso… yo esperaré la caja con mis cosas…

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