lunes, 22 de abril de 2013

Soy un árbol y esta es mi despedida

Amé este lugar y este planeta. Amé cada amanecer y su rocío, amé cada atardecer y los pajaritos que dulcemente cantaban desde sus nidos en mis ramas.

Amé cada mediodía en que a mi sombra compartían un almuerzo las familias. Y que en cada cierto tiempo del año daba mis frutos con amor para que todos y todas deleitaran su sentido del gusto. Amé cuando de mis ramas colgaron un columpio y los niños derrochaban alegría por doquier.

Amé cuando las parejas de novios venían para disfrutar del crepúsculo sentados sobre mi, y mientras el sol jugaba a las escondidas allá entre las montañas, ellos se besaban y yo me movía para provocar una brisa de primavera que los hiciera feliz. Amé ser cómplice silencioso de esos romances.

Amé cada ocasión en que alguien se acercaba a mi para llorar sus penas, porque a mi sombra encontraban una cobija de amor que los envolvía... mi sombra fue el brazo de Dios que los abrazó y les decía: "Todo estará bien...".

Pero mis días de felicidad se acabaron... No logro comprender cómo es que yo, un árbol, que proveo oxígeno, sombra y frutos, deba ser arrancado desde mi raíz para siempre.

No comprendo a los humanos. Conozco sus intenciones, quieren arrancarme porque estorbo el paso para una calle, además soy muy alto y estorbo para cables... todo es en fin de la "globalización", según los humanos ocupo un espacio que una empresa necesita.

No me gustan las despedidas. Pero tengo que decir adiós, no puedo defenderme ni luchar por mi vida... la sentencia ya está dictada, me van arrancar de raíz. Seré un árbol menos que al final les hará falta.

Ya no puedo hacer nada, pero si alguien lee esto, que es mi despedida, espero puedan ayudar a mis hermanos árboles que a lo mejor van correr esta misma suerte de ser arrancados.

Ezequiel Barrera

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