lunes, 5 de mayo de 2014

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Las voces que oía Prudencia Ayala

La historia de El Salvador es machista, o al menos quienes la escribieron. No nos cuenta el importante papel de las mujeres en cada escena histórica, la relega a un plano secundario y entrona al hombre. Sin embargo, hay mujeres que literalmente abrieron una coyuntura capaz de provocar un nuevo rumbo al país.

Ese es el caso de Prudencia Ayala, una mujer como ninguna. Esforzada, valiente y con una capacidad intelectual sobresaliente.

A ella le tocó vivir en una época muy hostil para la mujer. Vivió cuando las mujeres no tenían derecho a votar, vivió cuando las mujeres no podían opinar sobre política, vivió cuando las mujeres no podían seguir estudiando porque debían dedicarse a “los asuntos del hogar y servir al hombre”.

Ella, naturalmente, no se conformó a ese estilo de vida sumisa y en silencio. En su interior ardía un fuego por opinar y actuar en favor de todos los salvadoreños. Por eso, quemándose por dentro, en 1930 se lanzó como candidata a la presidencia, representando al Partido Unionista.

Hacerlo, en ese momento de la historia cuando la mujer no era considerada ciudadana según la legislación salvadoreña, la convirtió en la primera mujer en participar de un proceso electoral. Y no solo de El Salvador… ¡También fue la primera mujer en hacerlo a nivel hispanoamericano!

Su plataforma de gobierno estaba orientada a defender los derechos de la mujer, apoyo a los sindicatos, la honradez en la administración pública, la limitación y distribución del alcohol, respeto a la libertad de culto y el reconocimiento de los hijos ilegítimos.

Como es lógico, tuvo mucha oposición. En primer lugar se opuso la Corte Suprema de Justicia impidiéndole concretar su postulación a la presidencia. Pero esto sólo dio lugar a una discusión nacional que terminó en un acuerdo de la Asamblea Legislativa para que la mujer salvadoreña emitiera su voto como ciudadana.

En segundo lugar, la oposición vino por parte de varios sectores sociales que comenzaron a burlarse de ella porque decía oír “voces misteriosas” que le hablaban para que ella predijera el futuro.

La llamaban “bruja”, “la adivina”, “la que tenía pacto con el diablo”, “la que escuchaba voces misteriosas”... en fin, una mujer con pensamientos oscuros.

Pese a eso, algunos historiadores opinan que lo más probable es que ella inventó las revelaciones y las voces que oía. Ella creía que si fundamentaba su análisis político en supuestas revelaciones, tendría validez en la sociedad machista.

Las voces que decía oír eran inventadas para dar la impresión de que un ser superior le hablaba para alumbrar la realidad salvadoreña. La verdad es que la única voz que escuchaba era la de su conciencia que no la dejaba tranquila y la impulsaba a hacer algo por los salvadoreños.

De la misma forma, ustedes las mujeres, deben escuchar la voz interior que les anima a hacer algo significativo por El Salvador.

Ya la historia nos enseñó que Prudencia Ayala provocó un nuevo rumbo para el país. Si ustedes también se lanzan a hacer algo por su comunidad, iglesia, universidad… ¡Seguramente provocarán una coyuntura que le dará al país un nuevo rumbo!

¡Felicidades Prudencia Ayala por recibir este 5 de mayo del 2014 la condecoración póstuma, de parte del Gobierno de El Salvador!

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